Add a subheading by Jose Quintero
Ese dÃa el sol brillaba como siempre, bañandola en su resplendor, tornando el color de su piel en tonos de miel y nuez. Su juventud perfumaba la calle y los ojos de los espectadores no la perdÃan de vista. Ella era simplemente la frescura de la primavera y el calor del verano combinadas casi perfectamente en las carnes y la figura de su cuerpo. Sus senos firmes dejaban entrever las aureolas de la juventud, mientras sus piernas daban paso a ese menear caracterÃstico de su coqueteo, al que daba rienda suelta asà como su castaña y ondulada cabellera. Su mente anidaba la sed de ver el mundo, de ir más allá de embriagarse del placer que éste le pudiera ofrecer y sin escatimar en ambiciones y sueños ella simplemente se dejaba ir. Era la carencia de estas vivencias y posesiones que la presionaban a sumirse y ser esclava de ambiciones que a veces eran malsanas y mezquinas, pero a ella eso no le importaba. Deseaba agarrar al mundo y hacerle su esclavo, deseaba ser complacida y en su parece...
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